Editorial
24 de junio de 2018
Tras un excelente año para el crecimiento mundial, las perspectivas parecen favorables. Sin embargo, en el horizonte se observan riesgos relevantes, que reflejan fundamentalmente la falta de equilibrio de la recuperación, cuyo peso ha recaído casi en exclusiva sobre los bancos centrales. Los mercados financieros están sobrevalorados y la deuda ha seguido aumentando en todo el mundo. Las autoridades económicas deberían aprovechar la oportunidad que se les presenta actualmente para reequilibrar el conjunto de políticas y sentar las bases de una expansión más sostenible, con mayor atención al largo plazo.