V. El sistema monetario y financiero internacional
El diseño idóneo de los mecanismos monetarios y financieros internacionales de la economía mundial es una cuestión que viene de lejos. Una deficiencia básica del actual sistema es que tiende a elevar el riesgo de desequilibrios financieros, ocasionando auges y desplomes del crédito y de los precios de los activos con graves consecuencias macroeconómicas. Estos desequilibrios suelen producirse simultáneamente en varios países, nutriéndose de distintos tipos de repercusiones entre países. El uso internacional del dólar y el euro hace que las condiciones monetarias afecten también a los prestatarios de economías distintas a las de emisión. Muchos países también «importan» las condiciones monetarias de otros, cuando fijan sus tasas oficiales con el fin de reducir los diferenciales de tasas de interés y las fluctuaciones cambiarias frente a las principales monedas. La integración mundial de los mercados financieros tiende a reforzar esta dinámica, permitiendo que factores comunes marquen el rumbo de los flujos de capitales y que un mismo precio del riesgo mueva las cotizaciones de la deuda y de la renta variable. Las políticas para mantener la casa propia en orden mediante la gestión de los ciclos financieros contribuirían a reducir esos efectos de propagación. Además, los bancos centrales deben internalizar mejor dichas repercusiones, entre otras razones para evitar que los efectos de sus medidas repercutan de vuelta en sus propias economías. Para ir más allá del interés propio ilustrado, se necesitará una cooperación internacional en torno a normas que restrinjan las políticas internas.