III. Cuando lo financiero deviene real
El desplome de los precios del petróleo y la escalada del dólar estadounidense configuraron la actividad mundial durante el año analizado. Estas fuertes oscilaciones en los principales mercados se produjeron mientras las economías se encontraban en diferentes fases de sus ciclos económicos y financieros. En las economías avanzadas, prosiguió la fase alcista del ciclo económico, y muchas de las economías de la zona del euro afectadas por la crisis volvieron a registrar crecimiento. Al mismo tiempo, la fase bajista del ciclo financiero estaba tocando fondo en algunas de las economías más afligidas por la Gran Crisis Financiera. Sin embargo, la ineficiente asignación de recursos derivada del auge financiero anterior a la crisis continuó frenando el crecimiento de la productividad. Otras economías menos afectadas por la crisis, especialmente numerosas EME, están haciendo frente a otro tipo de retos. El giro en las condiciones mundiales ha coincidido con una desaceleración del crecimiento del producto y con picos en los ciclos financieros nacionales. Existe el peligro de que el menor crecimiento en las EME pudiera revelar vulnerabilidades financieras. La resiliencia ha aumentado gracias a una mejor gestión macroeconómica y a unas estructuras financieras más sólidas, con vencimientos de la deuda más largos y menor exposición al riesgo de tipo de cambio. Aun así, el volumen total de deuda ha crecido y el desplazamiento de la financiación desde los bancos hacia los mercados de capitales podría entrañar nuevos riesgos.