II. Los mercados financieros internacionales continúan dependiendo de los bancos centrales
Las políticas monetarias acomodaticias continuaron estimulando los precios en los mercados internacionales de activos durante el pasado año, mientras la divergencia de expectativas sobre las políticas de la Reserva Federal y el BCE impulsaba el dólar y el euro en direcciones opuestas. Conforme el dólar se disparaba, los precios del petróleo se desplomaban, reflejando una combinación de expectativas de producción y consumo, actitudes frente al riesgo y condiciones de financiación. Los rendimientos de la deuda de las economías avanzadas siguieron cayendo durante gran parte del periodo analizado y los mercados de deuda se adentraron en territorio inexplorado, al situarse los rendimientos nominales por debajo de cero en numerosos mercados, reflejo de una caída de las primas por plazo y expectativas de menores tasas de interés oficiales. La fragilidad de unos mercados, por otra parte alcistas, se manifestó en episodios de volatilidad y síntomas de escasa liquidez cada vez más frecuentes. Estos síntomas han sido quizá más palpables en los mercados de renta fija, donde los creadores de mercado han reducido sus operaciones, centrándose crecientemente en los bonos más líquidos. Conforme han ocupado su lugar otros tipos de agentes, como las gestoras de activos, se ha ido acentuando el riesgo de «liquidez ilusoria»: la liquidez de mercado parece ser abundante en épocas normales, pero se evapora rápidamente durante periodos de tensión en los mercados.