El sector financiero en las economías industriales avanzadas
Los años de crecimiento y elevada rentabilidad para las entidades financieras terminaron de improviso durante el período examinado, al transmitirse por todo el sistema financiero tensiones procedentes principalmente de la exposición al sector inmobiliario residencial. Lo que había comenzado como un problema concreto del mercado hipotecario estadounidense de alto riesgo se convirtió en una fuente de pérdidas enormes para entidades financieras de todo el mundo que mantenían valores relacionados con dicho mercado. La incertidumbre sobre el tamaño y la distribución de las pérdidas resultó exacerbada por la complejidad de las nuevas estructuras empleadas en los procesos de titulización. La reticencia a asumir riesgos ocasionó una falta de liquidez, que pone de relieve las deficiencias de los mecanismos de financiación de numerosas entidades financieras. De hecho, el periodo estuvo salpicado de amagos de quiebra de importantes instituciones financieras, que indujeron la intervención del sector público para evitar un colapso desordenado que pudiera desembocar en eventuales alteraciones sistémicas.
Dado que numerosas instituciones financieras aún mantienen balances dañados pese al continuo deterioro de las perspectivas macroeconómicas, es probable que una inflexión del ciclo crediticio cree contratiempos persistentes para la actividad económica. La evolución de la situación dependerá crucialmente de las interacciones dinámicas entre el sector financiero y el entorno macroeconómico. La menor disponibilidad de crédito, consecuencia de las medidas adoptadas por el sector financiero para intentar mantener su base de capital, podría prolongar el periodo de escasa rentabilidad al afectar al gasto agregado, la actividad económica y la calidad de los activos. Estos efectos podrían propagarse asimismo entre países, a medida que los sistemas bancarios afectados tiendan a reducir sus riesgos internacionales. Aparte de sus repercusiones en el ciclo económico, este periodo de fuertes tensiones anuncia cambios estructurales. Las entidades financieras están revisando los supuestos que alentaron el giro hacia un modelo de negocio centrado en originar crédito y distribuir sus riesgos mediante la titulización. Al mismo tiempo, los poderes públicos están revisando aspectos del marco de regulación prudencial que no funcionaron como se esperaba.