Construir unos cimientos duraderos para un crecimiento sostenible, idea central del 81º Informe Anual del BPI
Durante el pasado año la economía mundial se ha encaminado, aunque no sin sobresaltos, hacia un crecimiento autosuficiente. Las economías emergentes han registrado un intenso crecimiento, mientras que las avanzadas están en proceso de recuperación. No obstante las buenas noticias, los responsables de dictar las políticas no deberían bajar la guardia, señala el 81º Informe Anual del Banco de Pagos Internacionales, presentado hoy.
Las numerosas secuelas y lecciones de la crisis financiera requieren atención. En muchas economías avanzadas, el elevado endeudamiento sigue lastrando tanto a hogares como a instituciones financieras y no financieras, y la consolidación de las finanzas públicas apenas ha comenzado. Emergen de nuevo los desequilibrios financieros mundiales. El fuerte sesgo acomodaticio de las políticas monetarias podría comprometer la estabilidad de precios. Y las reformas financieras deben concluirse y aplicarse íntegramente.
«Abordar el exceso de endeudamiento, tanto público como privado - indica el Informe Anual - , es la clave para construir cimientos firmes sobre los que asentar un crecimiento equilibrado y elevado en términos reales, y un sistema financiero estable. Esto significa tanto fomentar el ahorro privado como completar con carácter urgente la consolidación fiscal en los países que más sufrieron los efectos de la crisis».
Por lo que respecta a la política monetaria, según el Informe Anual, «los desafíos se intensifican a pesar de que los bancos centrales amplían la instrumentación, ya prolongada, de medidas acomodaticias». Una menguante holgura de la capacidad productiva y el encarecimiento de las materias primas han elevado el riesgo de inflación. «La persistencia de unas tasas de interés muy bajas en las principales economías avanzadas retrasa los imprescindibles ajustes en la situación patrimonial de las familias y en los balances de instituciones financieras», añade el Informe.
En cuanto a la reforma de la regulación financiera, los avances logrados han sido impresionantes, conforme expone el Informe, pero, «[quedan] pasos importantes que dar. Entre otros, la implantación íntegra y oportuna de Basilea III, la adopción de medidas para abordar los riesgos sistémicos que comportan las instituciones financieras mundiales de grandes dimensiones, y el diseño de regímenes que garanticen la resolución ordenada de estas en caso de quiebra». Como complemento a estas iniciativas, sería necesario mejorar los marcos de información y análisis estadísticos que servirían de sistema de alerta temprana de tensiones financieras.
Christian Noyer, Presidente del Consejo de Administración del BPI y Gobernador del Banco de Francia, declaró hoy: «Las perspectivas de la actividad económica real dependen de forma crucial de los desarrollos financieros, tanto a corto como largo plazo. Las autoridades empeñadas en alcanzar un crecimiento firme y sostenible deben enriquecer sus conocimientos sobre los vínculos entre ambos. El informe contiene un análisis particularmente esclarecedor de su funcionamiento y de cómo proseguir la tarea de construir un sistema económico y financiero con una mayor capacidad de reacción».
El Director General del BPI, Jaime Caruana, en su discurso ante los miembros de los bancos centrales reunidos en Basilea con motivo de la Asamblea General Anual del Banco, declaró: «En una serie de aspectos esenciales, el panorama actual es mejor que el de hace un año; e incluso mucho mejor que en junio de 2009. Aunque persisten graves vulnerabilidades y queda mucho trabajo por hacer, es importante no perder de vista lo lejos que hemos llegado».
En un mensaje clave para los responsables de las políticas, el señor Caruana indicó: «No cabrán una estabilidad financiera y macroeconómica duraderas mientras no se adopten medidas decisivas para situar las finanzas públicas en una senda saneada y solvente. [-] Independientemente de lo grande, rica o poderosa que sea, ninguna economía es inmune a los riesgos que entraña la incoherencia fiscal». En relación con las instituciones financieras y la reforma de la regulación, el Director General manifestó: «Una actuación temprana reducirá vulnerabilidades, disminuirá costes de saneamiento de balances y reforzará la resistencia ante eventos inesperados. Esto es particularmente relevante para las entidades financieras. Cuando sea posible, procede reforzar la solidez ahora».
Por lo que respecta a sus resultados financieros, el Banco reconoció al cierre de su ejercicio, a 31 de marzo de 2011, un balance total de 261 100 millones de DEG (413 800 millones de USD) y un beneficio neto de 816,0 millones de DEG (1 293,2 millones de USD).