Una nueva oleada de relajación monetaria
De manera imprevista, una oleada de relajación monetaria en los últimos meses ha adquirido protagonismo en los mercados financieros internacionales. En un contexto de desplome de los precios del petróleo y crecientes tensiones cambiarias, numerosos bancos centrales de economías avanzadas y emergentes introdujeron nuevos estímulos. El BCE anunció un programa ampliado de compras de activos, más cuantioso y duradero de lo previsto inicialmente por los mercados.
La volatilidad en la mayoría de las clases de activos volvió a sus promedios históricos, poniendo fin a un periodo de volatilidad excepcionalmente reducida en los mercados. La volatilidad en los mercados de materias primas se disparó en enero, marcando el fin de la caída de los precios del crudo. En los mercados de divisas, la volatilidad ha ido en aumento desde mediados de 2014 en respuesta a las divergentes condiciones monetarias, y repuntó aún más en enero al sumarse la relajación monetaria a la presión sobre los tipos de cambio gestionados. El Banco Nacional de Suiza abandonó inesperadamente el tope máximo a la cotización del franco suizo frente al euro, mientras otros bancos centrales reajustaban sus políticas en respuesta a los cambios en la configuración de los tipos de cambio. El dólar continuó apreciándose en un contexto de políticas monetarias divergentes y abaratamiento de las materias primas.
La extraordinaria relajación monetaria impulsó condiciones excepcionales en los mercados de deuda. Una considerable y creciente proporción de la deuda soberana, e incluso algunas emisiones de deuda corporativa de alta calificación, se negocian ahora con rendimientos negativos. Las tasas de interés históricamente bajas y las reducidas primas de riesgo guiaron una vez más a los inversores busca de rentabilidad hacia activos de mayor riesgo, disparando los precios de las acciones hacia nuevos récord.